"A partir de 28 de febrero de 2013, a las 20 horas, la sede de San Pedro en Roma se quedará vacante y será convocada por los que les compete, el cónclave, una elección para un nuevo papa". Con esas palabras, el papa Benedicto XVI anunció que renunciará a su cargo. Con 85 años, dijo que ya no tenía fuerzas para enfrentarse a los retos de su función.
Este hecho sólo tiene un precedente porque la Iglesia católica es una institución de dos mil años. Hace casi 600 años, el papa Gregorio XII fue el último en renunciar al cargo máximo del Vaticano. Hace tanto tiempo de eso que a todo el mundo le tomó por sorpresa la noticia del pasado 11 de febrero. Como las preguntas son muchas, Terra se acercó al padre Antonio José de Almeida, Doctor en Teología por la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma, y profesor de Teología Sistemática en la Pontificia Universidad Católica de Paraná, en Curitiba, para tratar de responder a esos cuestionamientos.
Terra: ¿La salud del papa Benedicto XVI justifica su renuncia?
José Antonio de Almeida: El papa Benedicto XVI, hace unos años, respondiendo a la pregunta sobre una eventual renuncia ya había declarado que sí, en determinado momento, sintiera que sus fuerzas no fueran las suficientes para continuar adecuadamente su ministerio, renunciaría. Es lo que está haciendo ahora. El papa es libre de aceptar su elección por el cónclave o bien para renunciar al cargo para el cual fue elegido. La existencia de una causa justa no es necesaria para la validez del acto, sino para su legalidad. Se trata de un deber moral, no jurídico. Dicho sea de paso, ya que la renuncia papal no requiere aceptación por parte de cualquier persona o institución de la Iglesia, el código no determina una modalidad concreta. Es suficiente con que sea correctamente (rito en latín) expresada. Este adverbio no significa que sea necesaria una forma jurídica determinada, pero que se presente de modo claro, coherente, público.
Terra: Pero otros papas no renunciaron aunque su salud los debilitara. ¿Cómo se puede interpretar este caso?
Almeida: En ningún momento, el papa dijo que está enfermo. La vejez no es una enfermedad, pero implica, en términos muy diferentes de persona a persona, una limitación, más o menos, de las fuerzas físicas y/o mentales. Esta es la condición a la que se refiere el papa: "Mi fuerza, debido a su edad, ya no son de confianza para ejercer adecuadamente el ministerio pretino".
Se trata de una evaluación personal que debe ser respetada. Implícitamente, Benedicto XVI pudo haberse referido a la decisión de otros papas para mantenerse al frente de la Iglesia incluso enfermos. ¿Podría estar pensando en Juan Pablo II, que continuó en el poder inclusive enfermo? De hecho, él dice: "Estoy bien consciente de que este ministerio, por su esencia espiritual, debe ser cumplido no sólo con las obras y con las palabras, sino también con el sufrimiento y la oración".
Y continúa: "Sin embargo, en el mundo actual, sometido a cambios rápidos y agitados por temas de gran relevancia para la vida de la fe, para gobernar la barca de San Pedro y proclamar el evangelio, es necesario también el vigor físico o mental que quiere el espíritu, esa fuerza, que en los últimos meses ha disminuido en mí, así que tengo que reconocer mi incapacidad para administrar bien el ministerio me fue confiado".
No es sólo un análisis lúcido de Benedicto XVI, también, demuestra la grandeza de su gesto. Ser papa, en términos evangélicos, es un servicio, no un podio o un escenario.
No es sólo un análisis lúcido de Benedicto XVI, también, demuestra la grandeza de su gesto. Ser papa, en términos evangélicos, es un servicio, no un podio o un escenario.
Terra: El año pasado, un mayordomo del papa fue despedido por filtrar documentos. En ese momento, durante las investigaciones, incluso se cuestionó si el papa iba a renunciar. ¿Este hecho puede estar relacionado con la actual renuncia?
Almeida: Una cosa no implica la otra, pero tampoco la excluye. De hecho – además de todos los desafíos que enfrenta la Iglesia en el contexto actual – hay, en la alta cúpula de la Iglesia, temas complejos que, de unos tiempos para acá vienen generando tensiones, contrastes, oposiciones. Un papa "fuerte" – el término tiene muchos significados – tendría mejores
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